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22 Abr 2006

22/04/2006 - OPINIÓN: El barco en la tormenta.

{mosimage}El acuerdo de Granadilla de dejar el Consorcio tiene en la práctica muy graves consecuencias para el servicio insular que estamos construyendo. Y la cuestión no es criticar a ese Ayuntamiento –que en el ejercicio de sus competencias, decide lo que cree más conveniente para sus ciudadanos-, la cuestión es identificar realmente cual es el problema de base, en qué estamos fallando.

El primer análisis, el de los datos objetivos, es concluyente, quizás demasiado concluyente: Granadilla es uno de esos pocos municipios mimados por el Consorcio. Tenemos un parque profesional en San Miguel, con 38 bomberos y 8 de guardia permanente las 24 horas, a menos de un kilómetro de su término y financiamos la práctica totalidad de las inversiones y gran parte del coste de funcionamiento de sus bomberos voluntarios. Por si fuera poco, el Plan Director 2006-2009 contempla desdoblar el parque profesional del sur en dos nuevas ubicaciones, una de ellas a la altura del PK 50 en el Polígono Industrial de Granadilla, para cuyo proyecto de ingeniería y arquitectura existe este año dotación presupuestaria. Gran parte de las actuaciones las cubre con éxito los bomberos voluntarios de Guayota, pero en las grandes emergencias resulta necesario que el equipo conjunto funcione. Recordamos en el último año un enorme incendio en una nave industrial cerca del ITER o los niñitos que sacamos del fuego en aquel incendio en vivienda por encima del Aeropuerto.

Cuando a este resumen de lo que venía ocurriendo se le añade las cifras de lo que cuesta, las ventajas que para Granadilla tiene seguir en el Consorcio son incuestionables (frente a los 170.000 euros que aporta el municipio anualmente): por un lado recibirá inversiones por encima de los 2.000.000 euros para el nuevo parque y su dotación de medios, y por otro el Consorcio financia a los voluntarios con unos 80.000 euros anuales y costeará el funcionamiento ordinario del nuevo parque, unos 900.000 euros al año. A todo eso hay que sumarle los otros 200 bomberos profesionales, otros 130 voluntarios, los mandos con gran experiencia, los grupos especialistas, el servicio de logística y la central de coordinación que Bomberos de Tenerife dispone en la Sala del 112.

Aun así, aunque los vecinos de Granadilla tengan que soportar un coste mucho mayor para recibir un servicio que nunca será igual al que estaban recibiendo, aun así, las autoridades municipales siguen en su idea. Hablamos entonces de otras cuestiones.

Será que desde el Consorcio no hemos sabido transmitir las bondades de un sistema insular potente en el que cada parque de bomberos le cubre la espalda al siguiente, que utiliza la economía de escala para tener disponibles los mejores medios y poder contar con los mejores profesionales. Será que no hemos sabido explicar a los ciudadanos y empresarios de Granadilla la importancia del nuevo Plan Director y como éste potencia el servicio de emergencias en un territorio que atrae inversiones y crece en población.

O será que desde ese Ayuntamiento lo que se percibe del Consorcio es desunión y conflicto, que hemos andado dedicándonos a reivindicarlo todo, a crear problemas y tensiones.

No lo sé. Pero quizás es este un aviso a navegantes. A nosotros que navegamos todos juntos en este barco que es Bomberos de Tenerife y que no debemos dejar que se hunda.

Por último, creo que debemos seguir intentando que Granadilla vuelva al Consorcio porque estamos seguros de que es la mejor opción para servir a los ciudadanos de esta Isla, con moderación y humildad, convenciendo.

Pablo Zurita Espinosa, Gerente de Bomberos de Tenerife.